Bueno, esta ha sido mi primera semana de trabajo y tengo mucho que contar. Estoy muy contento. Trabajar con el Dr. Rosano es una experiencia, por fin estoy viendo lo que es trabajar como psicólogo, y de momento me está gustando. Cierto es que de momento sólo soy una secretaria muy cualificada, pero recibir a los pacientes, pasar las fichas, estudiar los historiales, se empieza a acercar al trabajo al que me quiero dedicar.
El viernes charlamos largo y tendido tras su última cita, está contento con mi trabajo, y quería saber si yo lo estaba. Me estuvo preguntando cosas sobre la facultad, sobre mi vida en general, y me ha recomendado un par de cosas que me vendría bien leerme. Conoce a algunos de mis profesores de la facultad, por lo que estuvimos también charlando de conocidos comunes. Es una persona agradable, distante, algo fría tal vez, pero agradable. Me ha dicho que quizás cuando pase un tiempo razonable me dejará asistir a alguna sesión.
No he pasado por la facultad, no he visto a nadie, la verdad es que hacerme con el trabajo me ha absorbido bastante, espero que con el tiempo no tenga que llevar un ritmo tan frenético como el de ahora. Aunque espero no tener que repasarme la mitad de los apuntes de la universidad cada semana, y que Rodrigo, así se llama el doctor, no me recomiende libros para todos los fines de semana, que éste me lo he pasado leyendo, pero no creo que pueda aguantar dos seguidos sin salir de mi casa. Menos mal que Cristina se ha pasado a comer y a contarme. Por lo visto los dos que presentamos llevan ya un mes en serio, aunque me estuvo rallando con Carlos, por lo visto está de un borde y de un estúpido últimamente. No me sorprende. Y ahora estoy reventado, pero con ganas de volver a trabajar mañana.
Ahora que me leo, me doy cuenta de que no tenía tanto que contar, que ha sido una semana muy interesante, pero encerrado en casa y la consulta, espero que la que viene suceda algo más interesante.
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