martes, 21 de abril de 2009

Semana 7, Leonardo

martes, 21 de abril de 2009
- Por ahora todo va según lo planeado.

- … -Una voz sonaba al otro lado del teléfono-.

- No, no se ha podido dar cuenta.

- …

- Claro que se tragó lo del testamento.

- …

- Ya, sé que soy buena actriz, además, no es la primera vez que lo hago…

- …

- Espero que cumplas con tu parte del trato.

- …

- Ya te lo he dicho, el vuelo de la chica sale mañana por la tarde-noche, así que volverá solo.

- …

- Oye, tengo que colgar, Leo está entrando por la puerta. Te llamo mañana cuando se haya ido…

Acabo de llegar de pasar el día en el campo con Carol, fuimos a hacer un picnic en un parque a las afueras de Tortuosa. No puedo quejarme de cómo ha sido esta semana, desde que ella llegó estoy como en una nube. Qué pena que tenga que irse mañana…

Al entrar en casa veo que mi madre está tumbada en el sofá, con la tele encendida.

- Hola mamá, ¿estás despierta?

- Ah… - bosteza y se incorpora lentamente- Hola Leo… me había quedado dormida viendo la tele.

- Anda, vete a la cama que te vas a hacer polvo la espalda durmiendo ahí.

- Sí, será lo mejor. Buenas noches y que descanses, Leo.

Me ducho y me visto de traje. Hacía tiempo que no lo usaba, pero hoy es una noche especial. Salgo pitando para recoger a Carol. He reservado una suite en el hotel más lujoso de Tortuosa, el Hotel del Viento *****. Haré que esta noche sea difícil de olvidar para ella. Ni una nube en el cielo. Estoy tan nervioso como la primera vez que salí con ella. Esos sentimientos que poco a poco fueron enfriándose parece que vuelven a aparecer. Cojo el coche y en 20 minutos estoy en su casa… Allí está ella, con un vestido rojo escotado, su melena castaña ondulada moviéndose con el viento, y unos pendientes largos plateados que le regalé en la primera cita. Me bajo para abrirle la puerta.

- Estás impresionante Carol… no serás producto de mi mente, ¿verdad?

- Jaja, eso tendrás que comprobarlo tú mismo… -dice al mismo tiempo que me planta un beso en los labios.- ¿Esto te parece inventado?

- No, la verdad es que no tengo tanta imaginación… jaja.

- Tú también estás muy guapo, aunque no te lo diré mucho, no vaya a ser que te lo creas demasiado…

- Jaja. Vaya tía estás hecha. Vámonos ya o nos van a cerrar la cocina, y no es plan.

Se monta en el coche y le cierro la puerta. Me monto y tomo la calle que va en dirección al hotel.

- Por cierto, ¿dónde vamos?

- Ya lo verás cuando estemos allí. No seas impaciente.

- Oh… Leo y sus sorpresitas… Bueeeno, espero que hayas tenido buen gusto eligiendo sitio…

- Jaja, ya me dirás cuando terminemos de cenar si ha merecido la pena o no.

Toda la noche está planeada, cena con baile incluido y luego que pase lo que tenga que pasar. Hablé directamente con el director del hotel para que dejara tocar esta noche en el restaurante al grupo que formamos en el STAR. Él encantado, cobran menos que los que suelen tocar allí, y además, me dijo que ya estaba cansado de lo repetitivos que eran, siempre con las mismas canciones. Quizá esto pueda ser una manera de darnos a conocer… aunque yo no toque…

Al entrar en el restaurante el metre nos pide el nombre de la reserva y nos acompaña a nuestra mesa. Cuando hemos pedido y nos han traído el vino, el telón del escenario se abre y se escucha un solo de saxo. Cuando John ha terminado, Rafa presenta al grupo y nos da la bienvenida.

- No tendrías que haberte molestado en organizar todo esto, Leo… -dice cuando el segundo plato llega a la mesa- ¡Qué vergüenza!

- No me ha supuesto ningún quebradero de cabeza. Una llamada por aquí, una llamada por allá… y todo listo.

- Muchas gracias. Me lo estoy pasando muy bien. Qué pena que me queden menos de 24 horas contigo… No tengo ganas de irme…

- No pienses en eso ahora. Disfruta del momento.

Pedimos postre y le hago la señal a John, que viene a la mesa inmediatamente con su saxo, tocando una melodía romántica, y acompañado por el camarero, quien recoge la mesa y nos deja dos copas de champán. Cuando se marcha, John deja de tocar y meto la mano en el bolsillo de mi chaqueta, sacando lo que tenía reservado para este momento.

- Carol, lo he estado pensando mucho… Esta semana contigo me ha abierto los ojos y… no quiero dejar pasar la oportunidad.

- Leo…

- Carol… ¿quieres casarte conmigo?

- Yo… sí… ¡claro que quiero Leo!

El saxofonista vuelve con el grupo y la música sigue sonando para toda la sala. Un “Vivan los novios” se escucha desde el escenario. Bebemos el champán, bailamos un rato, tomamos una copa y subimos a la habitación.

***

Cuando despierto, Carol todavía sigue dormida, desnuda entre las sábanas rojas y entre algunos pétalos de rosas que adornaban la cama de la suite. Ha sido la mejor noche de mi vida. La idea de irme con ella y dejar el bar a cargo de Rafa no se me quita de la cabeza.

- ¿Ya estás despierto? ¿A qué hora tenemos que dejar la habitación?

- A la que te apetezca, futura señora Hernán.

- Mmm, eso suena bien… ¿Por qué no vienes a la cama y seguimos con lo nuestro entonces? Eso es lo que me apetece…

- Buena idea… colgaré entonces el cartel de “no molestar” en la puerta.

***

A las siete de la tarde voy a recogerla a su casa para llevarla al aeropuerto. Ya sólo nos queda aproximadamente una hora juntos, el tiempo que tarde en embarcar rumbo USA.

- La próxima vez me toca a mí ir para allá…

- ¡Más te vale! ¡Ay que ver! ¡Todavía no has visto donde vivo!

- No te preocupes, cuando llegue a mi casa pondré todo en orden para que Rafa se encargue del STAR y así poder irme contigo una temporada.

“Aviso a los pasajeros del vuelo 815 Tortuosa Airlines, con destino Nueva York está a punto de efectuar su salida. Pasajeros con destino Nueva York, diríjanse a la puerta de embarque número 4”

- Bueno Leo, ese es el mío.

- Sí, espero que tengas un buen viaje.

- Gracias, iré dormida la mayor parte... y si no puedo, también llevo cosas para leer y matar el tiempo. Cuídate por Tortuosa, hay cosas que me dan mala espina.

- Jaja, no te preocupes. Ten cuidado por el “nuevo mundo”, seguro que es más peligroso que una ciudad como esta.

“Aviso a los pasajeros del vuelo 815 Tortuosa Airlines, con destino Nueva York está a punto de efectuar su salida. Pasajeros con destino Nueva York, diríjanse a la puerta de embarque número 4”

- Te quiero Leo.

- Yo también te quiero Carol. –Le digo mientras le doy un fuerte abrazo y un beso de despedida-.

Desde el coche, veo su avión despegando y, momentos después, perderse entre las nubes. Arranco y pongo rumbo a casa.

***

Nada más llegar veo que una de las ventanas delanteras está rota, entro lo más rápido que puedo para ver qué ha podido pasar. Al cruzar la puerta, trozos de cristales crujen bajo mis pies. Todo estaba revuelto.

- ¡¿Mamá?! –Grito para ver si obtengo alguna respuesta. -¡¿Hay alguien ahí?!- Digo al mismo tiempo que cojo un bate de beisbol que me trajo Carol la primera vez que vino de New York.

Silencio, es la única respuesta que obtengo. Sigilosamente cruzo la entrada y encuentro un papel clavado con un cuchillo en la mesa del salón:

“Tenemos a tu madre. Si quieres volver a verla con vida, lleva 100.000€ al puerto, cuando llegues allí ya tendrás noticias con lo que tienes que hacer. Ven solo y, sobre todo, no hagas tonterías, chico.”

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