domingo, 26 de abril de 2009

Semana 9, África

domingo, 26 de abril de 2009
Tortuosa es un lugar cargado de encanto. Sobre todo si tu especialidad es la paleo antropología. Hay toda una historia escondida en sus entrañas. Y digo entrañas en el sentido más literal. Podríamos obtener una continuidad cronológica verdaderamente interesante si pudiéramos, a modo de cebolla, levantar cada una de sus capas. En la capa más superficial, la Tortuosa que conocemos hoy, desde el momento que decidieron ponerle Tortuosa. Debajo, restos y rarezas de asentamientos humanos ancestrales. En la excavación tenemos lo que suele llamarse un punto caliente. En ese lugar convergieron multitud de vidas, por eso encontramos restos de cualquier momento de la historia. Pero es una historia, que al igual que converge, diverge. Y esas divergencias se encuentran en cualquier rincón de la ciudad, esperando que alguien las redescubra a unos cuantos metros enterradas, debajo del Arthurs, de la circunvalación, del museo, de la Asesoría Aguado, o del veterinario de Bladimir. Y yo aquí, tendiendo la ropa. No puedo creer que no exista una ley que permita expropiar una ciudad entera para sacar todo lo que hay debajo, que no son más que respuestas a lo que somos.

Por otro lado, debería hablar con mamá. Contarle lo de Said. Aunque no estoy segura de querer darle tanta información de pronto. Ya tiene suficiente con intentar arreglar el problema de mi padre en Somalia. Además, si huele, aunque sea de lejos, que mi economía no es nada plausible, tendrá la necesidad de hacerse cargo también, cuando ella anda por el estilo. Y más desde que los ingresos de mi padre están retenidos en algún lugar del Océano Atlántico.

- ¡Manuel! ¡Corre!, ayúdame a recoger la ropa que está lloviendo.- No puedo entenderlo, hace dos minutos el sol me quemaba la espalda.

- Ja Ja Ja.

- ¿Qué te hace tanta gracia, viejo?- también yo me río.

- No conozco a ninguna mujer de Tortuosa que no haya tenido el mismo problema más de una vez. ¿Sabes que tenemos el mayor índice de secadoras por habitante del hemisferio norte?-La verdad es que no lo sabía, pero no me resulta difícil entenderlo.

- ¿Sabes lo que es una secadora?- Esto ya sí que se me hace más raro, que Manuel sepa lo que es semejante aparatejo. Y aunque es obvio por su nombre, secadora, nos gusta la dinámica de vacilar al otro.

- Tengo una. Está en mi casa, en el cuartito que hay en el patio trasero. Mi mujer lo usaba de cuarto de la plancha. Yo ya no plancho, así que no lo uso. Bueno sí, lo uso para meter trastos inservibles, como la plancha o la secadora.

Mientras damos la vuelta a la casa para acceder a su patio trasero, pensamos que podríamos poner una puerta en la verja que las separa. Cargar con un barreño de ropa y un niño es algo que solo beneficia a mi fisioterapeuta.

Es cierto que el cuarto tiene más trastos viejos de los que he visto nunca (que no estuvieran bajo tierra, claro). Algunas cosas podrían sernos útiles, otras no lo fueron nunca. Ni entonces, ni ahora. Intentamos abrirnos camino entre cajas y muebles, y en el fondo, la secadora. Ansiada secadora. Nunca pensé que me alegraría tanto de poder usar un adelanto tecnológico.

- Viejo, tengo que acercarme a la excavación. Tienen no se qué problema con no se qué historia. Intentaré estar aquí antes de que anochezca. De todas formas, en la nevera está la cena para todos. No dejes que Said y Bladimir intercambien su postre.

- Parece que no te enteras de nada, pero sin embargo estás en todo. Eres muy inteligente África, si quisieras, podrías descubrir muchas cosas.

- A eso me dedico Manuel, a descubrir cosas.

- Sí, a descubrir cosas de otras personas, de otras vidas. Yo me refiero a ti y a tu vida.- Este hombre tiene un comportamiento extraño desde hace algunos días, en realidad desde el primer día que, con todo su encanto y gratuitamente me ayudó a descargar mi coche. Supongo que lleva mucho tiempo solo.

- No tardo. Seguramente Tomy vendrá a cenar, así que si te apetece nos esperas. Podemos abrir una botellita de vino de esas que hemos visto en el cuartito de la secadora.

Y sin más, se puso a medir el tamaño que tendría la puerta de la verja.

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